lunes, 18 de abril de 2011

gracias...

nunca te agradecí lo suficiente que accedieras a tener un último encuentro. las circunstancias eran muy distintas a cuando nos vimos por última vez. los dos somos hoy muy distintos de aquellos niños que alguna vez compartieron besos resguardados por la noche.

esos eran días grises para mí, vivía una tristeza inmunda por la traición, no admitida, de mi ahora ex-compañero. era una muerta viviente. fue entonces cuando decidí escribirte, fue entonces cuando te pedí vernos. muchas cosas en la mesa. ya era otra cosa "lo nuestro". ya tu traición era agua bajo el puente.

tenías razón, este viaje fue huir de mi relación. simplemente no supe como terminarla frente a frente. fue hasta hace unos días que lo hice. ahora sólo me queda la soledad. heme aquí triste de nuevo. hoy la idea de vernos es remota y tal vez hasta imposible.

te he buscando en cada uno de mis amantes y me he topado con otras personas. es la añoranza de una profecía que no fue, porque alguna vez pudimos habernos quedado juntos.

esta es la historia que cuenta la palma de mi mano derecha: una hija y un esposo con el que estaría hasta que la muerte nos separara. es destino es así: mutable. hay veces que en un día vivimos "años", hay ocasiones donde un siglo se nos va en un parpadear de ojos.

así que gracias: por el encuentro en sophos, por la copa de vino blanco, por el libro de saramago, por leer entre líneas mi tristeza, por acompañar la inmunda soledad de esos días grises y por seguir siendo mi alma gemela.

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