Realizando el recorrido cotidiano del trabajo a la casa para almorzar me zambullí, sin quererlo, en un mar de canchitos y canchitas fashionistas. Esta corriente parecía arrastrarme AL PARQUE. Ya acostumbrada a los rostros del recorrido me sorprendió captar toda esa marea de gente que usualmente no recorre EL CENTRO. Al voltear los parqueos aledaños estaban todos llenos y más gente se sumaba al recorrido. Al acercarme AL PARQUE se oían las vivaces voces de los discursantes y una multitud agitada.
La curiosidad me llevó de la mano al lugar. Acostumbrados estamos a las manifestaciones de siempre: IZQUIERDISTAS, CAMPESINOS Y LA POBLACIÓN CIVIL. Todos SE MANIFIESTAN continuamente frente al palacio. Al nomas llegar luego luego era de saber que ninguno de los manifestantes había comparecido antes ante el monumento ubiquista… lentes negros, I-phones y la camisa negra (cuya única referencia histórica para ellos habrá sido seguramente una canción POP y no el hecho que históricamente esté relacionada con el fascismo y el nazismo).
Fue una verdadera experiencia al estilo SEÑORITA LAURA, pasar por el parque mientras las cabras (con sus ubres secas) que se postraban bajo la sombra de los árboles sumándose a los espectadores de la manifestación. Cuando hablo de los espectadores hablo de los SOSPECHOSOS COMUNES del Parque Central: cabras, palomas, vendedores ambulantes, lustradores, desempleados, delincuentes e izquierdistas (no manifestantes de ésta en particular sino sólo carcomidos por la curiosidad de ver una manifestación de derecha).
Todos alrededor viviendo la experiencia de una manifestación de derecha: la pantalla publicitaria, los guardaespaldas, las faltas de ortografía en las pancartas impresas (“colon tenga desverguenza”) además del sonido (severendas bocinonas) y el trailer que atravesado sellaba el paso de la calle frente al Palacio Nacional.
De pronto el ponente (muy al estilo de la Señorita Laura) exclama: ¡QUE PASEN LOS MOTORISTAS!. raté de contener la risa que se me escapó pero la misma se sofocó al percatarme que empezaban a transmitir EL VIDEO. Me fui, reflexionando cómo muchos de los presentes ni siquiera se habían parado en el Parque antes de éste día. Me alegra que las personas ejerzan su derecho a manifestar-se. Derecho que por muchos años nos fue vedado. Fue una experiencia ver otro tipo de manifestación, pero no cambio aquellas con comparsa en las que el que maneja la bomba grita “píquenle que se nos acaba la gasonlina” porque no se cuenta con tecnología de punta para exponer el punto…
La curiosidad me llevó de la mano al lugar. Acostumbrados estamos a las manifestaciones de siempre: IZQUIERDISTAS, CAMPESINOS Y LA POBLACIÓN CIVIL. Todos SE MANIFIESTAN continuamente frente al palacio. Al nomas llegar luego luego era de saber que ninguno de los manifestantes había comparecido antes ante el monumento ubiquista… lentes negros, I-phones y la camisa negra (cuya única referencia histórica para ellos habrá sido seguramente una canción POP y no el hecho que históricamente esté relacionada con el fascismo y el nazismo).
Fue una verdadera experiencia al estilo SEÑORITA LAURA, pasar por el parque mientras las cabras (con sus ubres secas) que se postraban bajo la sombra de los árboles sumándose a los espectadores de la manifestación. Cuando hablo de los espectadores hablo de los SOSPECHOSOS COMUNES del Parque Central: cabras, palomas, vendedores ambulantes, lustradores, desempleados, delincuentes e izquierdistas (no manifestantes de ésta en particular sino sólo carcomidos por la curiosidad de ver una manifestación de derecha).
Todos alrededor viviendo la experiencia de una manifestación de derecha: la pantalla publicitaria, los guardaespaldas, las faltas de ortografía en las pancartas impresas (“colon tenga desverguenza”) además del sonido (severendas bocinonas) y el trailer que atravesado sellaba el paso de la calle frente al Palacio Nacional.
De pronto el ponente (muy al estilo de la Señorita Laura) exclama: ¡QUE PASEN LOS MOTORISTAS!. raté de contener la risa que se me escapó pero la misma se sofocó al percatarme que empezaban a transmitir EL VIDEO. Me fui, reflexionando cómo muchos de los presentes ni siquiera se habían parado en el Parque antes de éste día. Me alegra que las personas ejerzan su derecho a manifestar-se. Derecho que por muchos años nos fue vedado. Fue una experiencia ver otro tipo de manifestación, pero no cambio aquellas con comparsa en las que el que maneja la bomba grita “píquenle que se nos acaba la gasonlina” porque no se cuenta con tecnología de punta para exponer el punto…
No tengo fotos del magno evento y no puedo ofrecerles más que el simple relato, no tengo I-PHONE. Lo único que les ofrezco es la reflexión que tanto el PAPASON como el PLAYERAS con sus letras me ofrecieron desde la mañana y lo que el PARANOICO me vino a refrescar en la tarte:
TAL VEZ SEA MEJOR RETENER EL PÁNICO Y REFLEXIONAR MÁS EL ASUNTO, PARA NO EMPEORAR MÁS LAS COSAS…
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