martes, 6 de septiembre de 2011

Fire...

Hacer de lo cotidiano algo terrorífico e hasta maléfico... mixturar las imágenes en tonos rojos y azules.  Entre el infierno y el cielo... el fuego y el hielo...

David Lynch utiliza los elementos más bizarros, la belleza de eso es que nos lleva a lo profundo y retorcido de nuestras propias almas.  

Hasta donde podemos pelear y ganar.  Se ganarán unas batallas pero no la guerra, porque los personajes caen inevitablemente poseídos por esas entidades con las que luchan.  Es esa lucha interna la que Lynch transmite, comunica y nos presenta.  Esa tensión está impregnada en muchas escenas y los gritos... los gritos.

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