domingo, 1 de mayo de 2011
... automático ...
en cuanto me desperté... doblé en silencio las colchas y salí del apartamento de julia. me gusta mucho caminar sola. la calle estaba amarilla, impregnada de sol. caminé y vi la consolación, así que entré. la anoche anterior la había visto desde una ventana de un kitchenette. me recibió un dispensador automático de agua bendita, tenía una cruz azul neón. la gente ponía la mano debajo e eyaculaba el líquido sin piedad. la iglesia tenían un halo paz excéntrico, ajeno a la ciudad.
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