Me encantaron dos de las cuatro exposiciones. La de Paula Rego y Aleksandr Ródtchenko. Me parece fantástico el edificio y un sábado allí de verdad es un lujo. Grandes y chicos recorriendo los pasillos, muy vibrante.
Al salir me asomé a la estación de tren y me encantó. Tenían un piano a media sala y cualquiera podía sentarse y tocarlo... La zona es un tanto peligrosa. Creo que mi amarga experiencia en las calles de Butantá me ha dejado duras lecciones de los lugares "peligrosos" acá. Así que en cuanto pude tomé el metro de vuelta y a la paulista...
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