jueves, 9 de abril de 2009

san petesburgo...



el lago estaba bien picado y pese a la advertencia me embarqué. hubieron muchos contratiempos para mi llegada, tantos que pensé que en realidad estaba peregrinando a una tierra sagrada. la lancha daba pequeños saltos, como si las olas fuesen túmulos en el camino.

siempre tendré como recuerdo de este encuentro la proa celeste del barco con el fondo azul edgar allan poe. azul intenso. ese azul que se deviene cuando el sol agoniza y apenas logra raspar las pocas nubes que quedan en el horizonte. el sol que contagia a las nubes que cercanas a él presencian su muerte y por tanto las transmuta en seres fantasmales, seres sublimes que me dieron su bienvenida...

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