hayan ciertas derrotas que nunca estamos dispuestos a aceptar. parece que esta derrota la llevo tatuada en la frente, la veo en el espejo de cuando en cuando, por eso los evito. la derrota me ve y yo evado su mirada. di tanto, no para ganar sino para no perderlo todo, terminé empeñando mi alma sólo para perderla también.
hoy sólo toca despedirse.
hoy a la distancia sólo queda una llamada para decir adiós y esperar no toparme con esa derrota en el reflejo del espejo de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario