miércoles, 26 de noviembre de 2008

Escrutaba la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta


CHINASKY me llevó al hipódromo. Que viejo está. Me cuenta historias de sus juventud. Así como Yeats me contó las suyas en LA TORRE, ahora Hank cuenta lo de antaño como para no dejarlo diluirse con los años. Se puso un sombrero de paja negro que compró con su mujer un día en una tienda de sombreros. No hay gringo mas gringo que Chinasky aunque haya nacido del otro lado del charco. No hay individuo más individualista. Poeta urbano, singular, gringo hasta lo que no y cínico. Y es ese cinismo en sus letras que me lleva a preguntarme ¿qué pensaría de todos los poetas post conflicto que intentan ser como él?

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