lunes, 13 de junio de 2016

Bege Bahía


Todos los días, cuando puedo, escapo un poco de la mesa para ver las piedras.  Confieso que tengo la sensibilidad de un rinoceronte para distinguirlas (o tal vez me exijo mucho).  Son detalles tan mínimos lo que las distinguen y sin embargo son únicas, preciosas, huellas digitales de la naturaleza.  Siempre que aparece el verde guatemala me señalan y es muy bonito.

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